Asombra la ocultación de las verdaderas causas y responsabilidades de fondo de esa situación de bloqueo.
La única opción es que el PP ponga sobre la mesa propuestas que dejen de ser imposibles de aceptar.
Tras el debate sostenido en el Comité Federal del pasado 9 de julio, no solamente no cesan las presiones ejercidas sobre el conjunto del PSOE para que “por responsabilidad” y por “el bien de España” permita con su abstención que siga gobernando Rajoy... sino que han incrementado.
Se intenta desde muchas tribunas no solamente tensar y espolear las diferencias de argumento (u orden de los factores) entre los portavoces del PSOE o de sus federaciones, sino empujarles uno a uno y en su conjunto contra la pared de su "sentido de Estado" y de su “poder decisivo” para “desbloquear” el atasco de la política española.
Asombra la contumaz ocultación de las verdaderas causas y responsabilidades de fondo de esa situación de bloqueo. ¿Acaso es casual que nadie quiera comprometerle al PP, a este PP, sus apoyos para la investidura? ¿Qué explica esa soledad? ¿No se la ha ganado a pulso este PP con su implacable rodillo y la apisonadora de su mayoría absoluta, con su soberbia política, su abuso de todos los poderes, su manipulación mediática, su corrupción pandémica y su saña antisocial durante la legislatura más larga (va para cinco años, con prórroga “en funciones” incluida), más dolorosa y más cruel contra los más vulnerables de toda la historia de la democracia?
Produce estupefacción que se demanden tantos y tantos "sacrificios" al PSOE -negándole su razón de ser, que es decirle no al PP, y desde luego no a éste aún liderado por Rajoy,- y no se reflexione en voz alta con pareja intensidad sobre las condiciones de semejante investidura a quien no es capaz de asegurarla sumando más votos que los suyos a un programa de Gobierno.
Porque no es la investidura lo que aquí está comprometida, sino la gobernabilidad: la viabilidad -social, política, legislativa, presupuestaria, europea e internacional- de una acción de Gobierno con garantías fiables de apoyo parlamentario para llevarla a cabo. La “única opción” para ese "desbloqueo" no puede consistir, sin más, en que “se abstenga el PSOE” (¿¿Pero cuándo jamás se abstuvo nunca el PP ante la investidura de un candidato socialista??)... sino en que el PP sea capaz de poner sobre la mesa ideas, condiciones y propuestas que dejen de ser imposibles de aceptar y de creer por nadie que no sea el PP.
¿Puede Rajoy "luchar contra la corrupción"? ¿Resulta "creíble" Rajoy para negociar y obtener un cambio de orientación en el timón europeo y en el 'tempo' de la corrección de las desviaciones de las macromagnitudes? ¿Y para impulsar la reforma de la Constitución que aborde la impostergable "cuestión territorial" en España, y modernice y oxigene y relance la democracia, y recupere la confianza en las instituciones, y sane las heridas causadas por el deterioro y descrédito del que ahora provenimos? ¿Puede Rajoy, o puede incluso el mismo Gobierno del PP que hemos conocido hasta ahora, con sus ministros y ministras indiferentes al penoso coste de sus medidas, reparar creíblemente el daño causado a tantos, en tantas direcciones distintas, en modo tan doloroso?
ues es al PP, y sólo al PP, al que le corresponde tomar de una vez buena nota del resultado de las urnas del 26-J (como antes, del 20-D). Y deducir las necesarias lecciones no sólo de la brutal pérdida de votos y escaños respecto de sus abrumadoras mayorías absolutas de 2011, sino del hecho cierto de que ninguno de los partidos que ha comprometido su voto con los damnificados por el estrago de la desigualdad aplicado a sangre y fuego por el Gobierno de Rajoy y por su ajuste de cuentas contra el modelo social que tanto nos costó cimentar, quiera ahora tomarse ni un solo café con Rajoy ni ir con este PP ni a la vuelta de la esquina en una acción de Gobierno de coalición o compartida.
Insisto: Para "desbloquear" este atasco por "interés de España" lo primero e inexcusable sería que el PP comprometiese firmemente otras políticas, otras leyes (derogando las vigentes, impuestas por el rodillo de su mayoría absoluta pese a las protestas sociales), otros pactos reformistas (regeneración democrática, Reglamento del Congreso, legislación electoral, Constitución española....), y otro modo muy distinto de gobernar en adelante. Y acometiese, cuanto antes, gestos y sacrificios proporcionados al valor de ese "interés general" que cabe demandar del PP como primera fuerza... y como primera providencia para empezar a hablar. Si de verdad se trata de evitar "terceras elecciones", de "generosidad", "visión" y "altura de miras".... es hora de que el PP se mueva, activa y convincentemente. De que el PP haga algo. Empezando por Rajoy.
Publicado en El Español.