La visita a Israel organizada por la Organización Internacional B'nai B'rith los pasados días 16 a 18 de mayo, constituía una misión de investigación a la que fui invitado en mi calidad de Presidente del Grupo de Trabajo contra el Antisemitismo en el Parlamento Europeo. Este grupo de trabajo está formado por más de 80 eurodiputados que comparten preocupaciones e iniciativas en torno a un objetivo común: combatir toda forma de antisemitismo, discriminación y prejuicio contra la diferencia, en un momento en el que la intolerancia y el discurso del odio rebrotan con fuerza en Europa.
Durante la visita hubo interlocución múltiple con funcionarios públicos y autoridades oficiales, magistrados del Tribunal Supremo y personalidades del ámbito de la política, entre los que cabe destacar Yehiel Bar, Secretario General del Partido Laborista israelí y Vicepresidente de la Knesset, y Gideon Behar, Director del Departamento para la Lucha contra el Antisemitismo en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel. Asimismo nos reunimos con los principales académicos y expertos en materia de Derechos Humanos y Derecho Internacional, como los profesores Robbie Sabel e Irwin Cotler.
El objetivo del viaje no fue otro que el de obtener experiencia y conocimientos de primera mano, que contribuyan a dotar de valor añadido mi labor como Presidente del Grupo de Trabajo contra el Antisemitismo y como miembro de la Comisión de Libertades, Justicia y Asuntos de Interior, con un enfoque no partidista y desde las diferentes perspectivas de los actores que conforman la sociedad civil, entre ellos, representantes del tejido social, políticos de distintos partidos e instituciones académicas.
La imagen con los soldados israelíes fue tomada de manera casual, puesto que los soldados no formaban parte de la delegación ni la escoltaban tampoco, sino que patrullaban en el lugar y se sumaron a la imagen en un momento de alto en el camino de una ruta en carretera. La foto tiene lugar en un territorio indisputado israelí. En ningún caso en la frontera con Cisjordania. Nada tiene que ver, por tanto, con las edificaciones que delimitan y acotan territorios ocupados. El muro que aparece en el fondo está cubierta por conchas de cerámica como parte de un proyecto pacifista realizado por un artista local, que ha creado un mural de mosaico como símbolo de la paz entre las dos pueblos, y en el que todos los visitantes, muchos de ellos también musulmanes y palestinos, pegan una concha para ampliar la obra de arte.