Cuando la Comisión Europea que preside Von der Leyen en esta Legislatura 2024/2029 (Comisión VDL II) parece acusar recibo del extenso malestar en el Parlamento Europeo (PE) ante su inanidad en el genocidio en Gaza, —anunciando, por fin, en el Debate del Estado de la Unión con que arrancó en Estrasburgo el nuevo período de sesiones, la suspensión parcial del Acuerdo de Asociación UE/Israel por violación de su cláusula de derechos humanos—, dos nuevas mociones de censura la acechan en los próximos meses: una, interpuesta, otra vez, desde la extrema derecha (Grupo Patriots, en el que se inscribe Vox) y otra desde el Grupo de Izquierda en que inscriben Podemos y Sumar.
El PE es, sí, un Parlamento, no sólo por su legitimación directamente electiva por sufragio universal de ciudadanía europea, sino por su poder de investir, controlar y, en su caso, derribar a la Comisión Europea mediante moción de censura. El PE es, de hecho, el único Parlamento supranacional y legislativo del mundo, con poder presupuestario y autoridad determinante sobre los techos de gasto y las macromagnitudes de sus 27 Estados miembros (EEMM).
Sin embargo, un rasgo distintivo del PE reside en que, dimanando de elecciones democráticas desde hace 45 años (1979), nunca en su historia hubo un solo Grupo que pudiese legislar ni decidir —ergo, investir a la Comisión Europea— por sí solo, debiendo, por el contrario, construir mayorías transversales (incluso en geometrías variables) mediante negociaciones y compromisos cruzados entre distintas formaciones.
Además, diferenciándose de Parlamentos nacionales que —como el Bundestag alemán o el Congreso de los Diputados de España— interponen condiciones exigentes para la interposición de la censura (entre otros requisitos, la investidura simultánea de una candidatura alternativa a la Presidencia del Gobierno), tanto el Tratado de Lisboa (TL, art.234 TFUE) como el Reglamento interno del PE (Rules of Procedure, art.131) permiten la sustanciación sucesiva o acumulativa de varias mociones de censura sin particulares constricciones temporales ni condicionar su aprobación a una nueva investidura.
Una de las características de la censura europea es que, para prosperar, requiere una mayoría cualificada de 2/3 de los votos emitidos que debe equivaler a la mayoría del total de miembros del PE. Un precedente registrado en 1999, con la censura a la Comisión que entonces presidía Jacques Santer, ilustra su eficacia: incluso no habiendo alcanzado los 2/3 preceptivos, la posición negativa mayoritaria en el PE a la continuidad del Ejecutivo comunitario comportó, más allá del Derecho escrito, la caída del conjunto del colegio de comisarios con su dimisión en bloque.
Lo cierto es que, más allá de las reglas de procedimiento, la sustanciación de varias mociones de censura contra la Comisión VDL II en el transcurso del primer año de la Legislatura 2024/2029 pone en sí de manifiesto una situación sin precedentes: una Comisión investida por una mayoría proeuropea (en la que sumaron sus votos PPE; S&D, Renew/Liberales y Verdes) ha venido asistiendo, sin rechistar, a la conformación, acto seguido, de una "nueva mayoría" legislativa en la que sistemáticamente aúnan sus votos PPE y los tres Grupos de ultraderecha en el PE: Conservadores (donde se integra, entre otros, la extrema derecha italiana de Meloni), Patriots (conglomerando, entre otros, la extrema derecha francesa y Vox) y Soberanistas (cul de sac de neonazis de toda laya).
El paisaje así descrito es tan insostenible como insoportable. Los socialistas europeos (Grupo S&D) hemos puesto por escrito nuestras condiciones para restaurar la credibilidad de una mayoría europeísta y, consiguientemente, darle viabilidad a esta Comisión VDL II.
Entre otras exigencias sobresalen la acción frente a la parálisis ante la masacre genocida perpetrada por el Gobierno de Netanyahu en Gaza, la revisión del inaceptable "Acuerdo" comercial para apaciguar a Trump a expensas de aceptar aranceles unilaterales (sin reciprocidad) y comprometer partidas milmillonarias (hasta 700.000 millones de dólares) en compras de equipamiento militar y armamentístico a EEUU, y la inclusión de un Programa europeo de Vivienda pública en el Marco Financiero Plurianual 2028/2034.
Lo más preocupante y grave reside, sin embargo, en el diseño de este Marco auspiciado por la Comisión VDL II, puesto que supone en la práctica el desmantelamiento de los pilares que vertebran la razón de ser del proyecto de integración supranacional: la Cohesión y la Política Regional que despliegan el valor de la solidaridad en sus acepciones: territorial (corrigiendo desequilibrios interregionales, con la atención singular que reclaman y merecen las Regiones Ultraperiféricas/RUPs —en España, Canarias—, con su base jurídica singular en el art.349 TFUE), social (mediante el FSE que debe cubrir en esta Legislatura tanto la Garantía europea contra la Pobreza Infantil como los instrumentos UE de Salud y de Vivienda) e intergeneracional (seguridad para los mayores y oportunidades para los jóvenes).
Los socialistas consideramos inaceptable e innegociable el impacto negativo de este Marco sobre la PAC, sobre la Cohesión y sobre el —a nuestro juicio imprescindible— escalón regional de gobernanza de los Fondos Estructurales, Regionales y de los actuales instrumentos de Recuperación y Resiliencia frente a las emergencias.
Aún más imperiosamente, exigimos de la Comisión VDL II el regreso a la senda europeísta, sin concesiones de ningún tipo al empuje antieuropeo de la ultraderecha nacionalista: ese "Paquete UE Omnibus" que ha sido su primera iniciativa, supuestamente argumentado como una "simplificación" frente a "excesivas cargas burocráticas", no debe ni puede equivaler a una degradación ni, menos aún, a un retroceso respecto de los estándares anteriormente fijados en el sobresaliente balance de la Legislatura 2019/2024, con impulso y compromiso de la Comisión VDL I, y en que destacan, entre otros logros, la Transición verde justa y descarbonización de la economía europea; la Agenda Digital, con la regulación de los Servicios Digitales y de la IA; el Pacto UE de Migraciones y Asilo y la reactivación del Pilar Social UE (Erasmus +, Garantía Juvenil, Trabajo en Prácticas...).
Publicado en Huffington Post