En cada Pleno del Parlamento Europeo (PE) en Estrasburgo, cualquiera que sea el pretexto, no hay orden del día que se libre de la habitual cacofonía de críticas vertidas en español contra el Gobierno de España desde todas las derechas que hacen oposición al Ejecutivo de coalición progresista que lidera Pedro Sánchez.
Es triste que el PE, en su variedad, su pluralismo y su escala de representación, haya debido acostumbrarse a este cainismo español contra el Gobierno de España. No solo es triste; es indignante. Al menos por cuatro motivos.
a)-Primero, porque a las derechas españolas -trufadas de ultraderecha- les vale toda falsedad, toda mentira, toda difamación y toda calumnia al servicio de su incesante estrategia de desgaste, en lo que se ha descrito en España como el ciclo del bulo.
b)-Segundo, porque hace falta hacer gala de un cinismo descarnado para acusar sin pruebas a personas honorables, dando cobertura y pábulo, sin asomo de sonrojo, a delincuentes confesos y organizaciones querulantes de signo ultraderechista.
c)-Tercero, porque cuesta no recordar, ante la recurrencia de tanta desfachatez al hablar de corrupción, que el anterior Gobierno del Partido Popular en España (2011/2018) cuenta con tres ministros que han cumplido largas penas de cárcel; y que hay aún otros dos que están señalados para enjuiciamiento penal por delitos graves; y que el tesorero nacional del Partido Popular durante 20 largos años, ex Senador del Reino, acaba de salir de la cárcel por financiación ilegal del PP, condenado éste a su vez a título lucrativo por haber financiado con dinero negro su propia sede nacional.
d)- Y, cuarto, porque no veníamos a hablar de esto, pero todo lo que se cuenta acerca de "casos judicializados" y "acoso judicial" al Gobierno de coalición progresista demuestra que en España hay jueces independientes y fiscales que no obedecen órdenes incluso estando sujetos al principio de unidad de actuación y dependencia jerárquica, de acuerdo con las Constitución Española de 1978 (art.124 CE).
El Parlamento español -las Cortes Generales, no el PE- es la sede institucional adecuada en la que, conforme a su obsesiva estrategia de desgastar con falacias y calumnias al Gobierno de España, pueden las derechas españolas evacuar el rosario de disparates que largan sin freno en Estrasburgo, con toda habitualidad, ante la estupefacción de quienes nos observan desde otras procedencias nacionales en la UE “unida en su diversidad”.
Un poco de respeto al PE nos libraría al menos del esperpento y del ridículo al que se lanzan en tromba cada Pleno sin descanso, sin tregua, sin pausa. Llevados furiosamente por su obsesión de atacar el crédito de su propio país, menoscabar la reputación de España y erosionar la imagen europea de España en Europa, en sus Instituciones, en la UE, que tanto nos costó levantar tras largos siglos de aislamiento, llevados a su peor registro durante la larga dictadura franquista.
España no se parece a ese distorsionado adefesio con que se llenan la boca, voz en grito, con impostada grandilocuencia, quienes tanto dicen amarla. España es una sociedad abierta e inclusiva; una sociedad de libertades plenas que avanza en las recomendaciones de cada Informe anual de la Comisión Europea sobre el Estado de Derecho, la Democracia y los Derechos Fundamentales en la UE; protegiendo y reforzando el pluralismo, la transparencia y la dación de cuentas en los medios públicos y privados, y la veracidad informativa y la defensa de las personas inocentes frente a las calumnias en la red. España es un país que crece; que genera empleo -cada vez más estable, más digno, decente y de calidad -como ninguna otra economía europea.
España es un país que aumenta el salario mínimo y las pensiones, que incrementa la cuantía y variedad de las prestaciones y la protección social ante las contingencias y la vulnerabilidad. España es un país que reduce deuda y déficit, con responsabilidad fiscal, social y medioambiental.
Y España es un país que aspira a una convivencia basada en el respeto mutuo y en valores de libertad, igualdad, justicia social y fiscal. Y en el respeto a su propio pluralismo y a su diversidad. Valores con los que se ensañan quienes recurren al denuesto y la vesania contra España, Pleno tras Pleno del PE, en la tribuna de Estrasburgo.
Publicado en Huffington Post