Gas y energía nuclear, ¿ecológicos, sostenibles? "Taxonomía", así no

  • Tribuna de Prensa
  • 07 de Julio de 2022
Gas y energía nuclear, ¿ecológicos, sostenibles?

El martes 28 de junio, el embajador de Ucrania en Alemania, Andrij Melnyk, se dirigió por carta al Parlamento Europeo (PE) pidiéndonos a l@s eurodiputad@s que votásemos en contra de los planes para reclasificar el gas y la energía nuclear como “sostenibles” en la así denominada “taxonomía” (clasificación de las tipologías de energías renovables) de la UE.

La ‘Ley Delegada Complementaria del Clima’ ha sido votado en el pleno el miércoles 6 de julio, planteando ante sus miembros una sencilla pregunta ¿son “verdes” el gas y la energía nuclear?

En opinión de Melnyk, la entera UE ha cambiado fundamentalmente desde que los planes para una “taxonomía” actualizada fueron concebidos inicialmente en 2020. La maquinaria bélica de Putin se ha financiado con los beneficios del gas y la dependencia de la UE de los combustibles fósiles rusos ha quedado brutalmente expuesta.

El embajador afirma que “una cosa está clara: si la Unión Europea mejora las
condiciones para las inversiones en infraestructuras de gas mediante la adopción del acto delegado, Rusia se beneficiará. Esta sería una señal fatal en esta fase difícil en la que se encuentra la gente en mi país”.

La preocupación expresada por Melnyk, de que en la UE “estamos cayendo en las manos de Putin” parece corroborada por las declaraciones del Ministro de Energía ruso, Nikolai Shulginov, que afirmó que la “taxonomía” abriría una ‘multitud de oportunidades’ para la industria rusa del gas. Semejante valoración muestra el fatal escollo de la taxonomía: la dependencia del gas prolongará el sufrimiento de l@s ucranian@s.

Este razonamiento debería ser suficiente para convencer a l@s eurodiputad@s de vetar esta propuesta —la transición de Europa hacia las energías renovables debería ser aún más urgente— y la taxonomía propuesta supone un obstáculo —uno más— para lograrlo. Si además consideramos entonces el impacto de incluir el gas y la energía nuclear en la taxonomía sobre las credenciales de la UE como líder climático, la propuesta de la Comisión Von der Leyen (VDL) resulta aún más indefendible.

Crece en las instituciones europeas la sensación de que se está produciendo una rebelión en ciernes contra ese planteamiento. Los eurodiputados Simona Bonafé y Paul Tang, ponentes alternativos socialistas y demócratas de las comisiones de Medio Ambiente y de Economía, respectivamente, han pedido públicamente a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, así como a la Comisaria de Servicios Financieros, Estabilidad Financiera y de Capital, Mairead McGuinness, la “renconsideración” de ese plan. Bonafé subrayó que al confundir a los inversores sobre el estatus de las inversiones ‘sostenibles’, la Comisión VDL está enviando un “mensaje político equivocado, tanto desde el punto de vista medioambiental como económico”. Tang, por su parte, afirmó que esta propuesta “no solo contaminará nuestro medio ambiente, sino también los esfuerzos de la UE por convertir los mercados financieros en un motor de crecimiento sostenible”.

Esta rebelión se hizo pública el mes pasado, cuando ambas comisiones competentes del PE votaron a favor de rechazar las propuestas de la Comisión VDL en una votación preliminar, en uno de esos casos raros en el que el PE rechaza una propuesta normativa iniciada por la Comisión Europea.

Aunque pueda argumentarse el papel del gas y la energía nuclear para satisfacer las necesidades energéticas actuales hacia la transición a una UE climáticamente neutra, muchos en el PE creemos que la taxonomía de la UE debe cumplir su ambición de ser el “estándar de oro” mundial para las finanzas sostenibles y para allanar el camino hacia la alineación de la UE con el Acuerdo de París. La propuesta de ley se queda corta en ambos objetivos.

La Delegación Socialista Española se opone, alineada, por supuesto, con el Gobierno de España. La Vicepresidenta y Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, reiteró el rechazo de España a la propuesta de la Comisión de incluir el gas y la energía nuclear en la Taxonomía, haciendo eco a las afirmaciones “de que podría distorsionar y generar confusión” a la hora de canalizar las inversiones sostenibles en la UE.

Ni la energía nuclear ni el gas cumplen los criterios científicos y legales para ser considerados sostenibles, ni reciben el mismo tratamiento que las tecnologías incuestionablemente verdes, como la eólica o la solar, y van en contra del objetivo central de descarbonizar la economía “sin riesgos medioambientales”, dijo.

De hecho, el criterio aplicado al gas de no emitir más de 270 gramos de CO2/kWh está por encima del umbral de seguridad establecido por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático y la Agencia Internacional de la Energía y eliminaría de facto el principio de “no daño” establecido en la primera propuesta de taxonomía de 2020: una cláusula que omite cualquier medida que ponga en peligro alguno de los seis objetivos medioambientales de la taxonomía, incluyendo, de manera crucial, la mitigación del cambio climático y el control de la contaminación. En el caso de la energía nuclear, el impacto negativo de los residuos radiactivos de alto nivel está bien documentado y es incompatible con el principio de “no daño”. El tratamiento de estos residuos conlleva unos costes muy elevados y, tras 60 años de uso, aún carecemos de una solución probada y definitiva para ello. Además, accidentes como los de Chernóbil y Fukushima son claros ejemplos de los riesgos de la energía nuclear.

España, en definitiva, cree que la propuesta de la Comisión VDL envía una muy mala señal a los actores financieros de la descarbonización, y desviará inversiones de las tecnologías realmente sostenibles y de bajo riesgo. Esto pondría en peligro la transición verde y justa por la que venimos pugnando, además de poner en peligro los objetivos europeos de descarbonización de carbono. En efecto, el gas fósil genera enormes emisiones, y la energía nuclear crea residuos altamente radiactivos de procesamiento difícil. Estos residuos nos acompañarán durante muy largo tiempo, y las generaciones futuras se verán perjudicadas por lo que ahora decidamos. Por lo que hay que insistir en la posición de principio: la controvertida propuesta de la Comisión VDL desviaría millones que podrían invertirse en energías limpias y renovables, prolongando nuestra dependencia de las importaciones energéticas rusas, alimentando la inestabilidad política y el aumento del sufrimiento de Ucrania y su pueblo. La propuesta de la Comisión Europea es, por demás, perjudicial para las generaciones futuras y sumamente cuestionable en el contexto de la guerra de Ucrania.

Ahora tenemos la oportunidad de defender lo que la ciencia atestigua, el futuro del planeta, y a Ucrania y l@s ucranian@a. Por lo que l@s eurodiputad@s socialistas españoles hemos votado en contra del llamado Acto Delegado Complementario sobre el Clima en el Pleno de Estrasburgo de julio de 2022.

Publicado en Huffington Post

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