Más que nunca antes en la historia, urge un enfoque común y una respuesta coordinada de la UE para hacer frente a las devastadoras consecuencias de la injustificable y brutal guerra de agresión de Putin contra Ucrania y su pueblo.
Este enfoque unitario de la UE debe basarse en los principios vinculantes de confianza mutua y solidaridad entre sus Estados miembros (EEMM) y responsabilidad compartida (arts.80 y 81 TFUE) entre estos y las instituciones, con la vista puesta en el aseguramiento de una política común sostenible y coherente con los valores y el Derecho europeo legislado.
Como es conocido, la primera medida puesta en marcha por las Instituciones decisorias ha sido la activación —¡por fin, por primera vez, desde que entró en vigor hace más de 20 años!— de la Directiva de Protección Temporal de 2001 (2001/55). La decisión se adoptó en la reunión del Consejo de Ministros de Justicia e Interior celebrada en Presidencia de la UE el 4 de marzo de 2022. La Comisión de Libertades, Justicia e Interior del Parlamento Europeo (Comm. LIBE del PE) que tengo el honor de presidir saludó esa iniciativa, cuyo primer efecto reside en exonerar a los casi 4 millones de personas desplazadas por la ferocidad destructiva del conflicto al territorio de la UE, de modo que puedan disfrutar de derechos armonizados en todos sus EEMM: derechos de entrada (con exención de visado) al territorio de la UE; libre circulación; permiso de trabajo; acceso a vivienda, asistencia médica, educación para los menores y residencia hasta tres años.
Los EEMM se obligan por la Directiva de Protección Temporal (2001/55) a un trato igualitario, justo y sin discriminación para todas las personas ucranianas que lleguen de Ucrania o se encontraran ya en la UE. La Comisión Europea que preside Von der Leyen (VDL) se comprometía, por su parte, a proporcionar los recursos necesarios para la atención inmediata de tales necesidades.
Dicho esto, hora es de subrayar hasta qué punto es crucial —moral y jurídicamente imperativo— que la Comisión VDL se ponga cuanto antes al frente de la impostergable coordinación e intercambio de información entre los EEMM que precede a la recepción e identificación de las personas que llegan huyendo de la guerra de Putin, premisa sobre la que habrá de sustentarse todo apoyo adicional. Tras solicitud de los EEMM, las agencias europeas (Frontex, Agencia de Asilo, Agencia de Derechos Fundamentales/FRA, Europol y Eurojust) deben proveer todo el apoyo operativo que requiera la atención a las situaciones planteadas, especialmente las que indicien extrema vulnerabilidad (menores no acompañados, mujeres expuestas a las redes de trata y explotación sexual que ya se han activado en todas las fronteras de la UE con Ucrania). Máxime cuando son cada vez mayores las probabilidades de que estas personas no puedan regresar con prontitud —como sin duda sería su mayor deseo— a los lugares de los que proceden (muchas veces por el hecho de que sus hogares han quedado completamente destruidos).
Pues bien, ante estas demandas urgentes, como Presidente de la Comm. LIBE intervine en el Pleno del PE celebrado en Bruselas la segunda semana de marzo para solicitar el voto favorable del procedimiento de urgencia para dos propuestas relevantes: a)— Primera, la aprobación del Acuerdo de la UE con Moldavia sobre actividades operativas de la Agencia Frontex, teniendo en cuenta la perentoria oportunidad de ayudar a las autoridades moldavas a verificar documentos de identidad, proveer o expedir cartillas de acceso a derechos y prestar asistencia a personas vulnerables, y hacerlo con los mismos estándares de protección y garantía de derechos fundamentales consagrados en la Carta de Derechos Fundamentales de la UE (CDFUE) que se exige a los EEMM; b)— Segunda, el voto favorable al procedimiento de urgencia para la modificación del Reglamento 514/3014 que establece el Fondo UE de Asilo, Migraciones e Integración (conocido como AMIF, por sus siglas en inglés), así como del Fondo de Seguridad Interior (ISF), por medio del Reglamento 2022/0077.
Con esta segunda iniciativa, se trata de hacer frente a las demandas humanitarias planteadas por la guerra de Putin contra Ucrania mediante dos líneas de actuación: de una lado, la movilización de todos los recursos financieros no consumidos en el Marco Financiero Plurianual (MFF) 2014/2020 bajo las rúbricas del AMIF y el ISF (cerca de 420 millones de euros, para aliviar la presión en frontera de los EEMM frontliners; Polonia, Hungría, Eslovaquia y Rumanía); de otro, la maximización de la extensión y alcance de estos dos Fondos UE, ampliando para ello el período de elegibilidad para su adjudicación y liberando las partidas no consumidas para evitar su reversión (indeterminada en sus fines) al Presupuesto comunitario 2022.
Ambas propuestas —que tuve el honor de defender ante el Pleno del PE en nombre de la Comisión LIBE— resultaron aprobadas por una amplia mayoría en su procedimiento de urgencia. Pero es que, además, esta mayor flexibilidad en la gestión y sustanciación de los Fondos UE (AMIF e ISF) permitirán materializar significativamente los objetivos proclamados en la activación (por vez primera, insistimos, pese a las ocasiones en que lo habíamos urgido con anterioridad, como he subrayado en anteriores escritos) de lo previsto en la Directiva 2001/55 de Protección Temporal, y hacerlo en complementariedad con la Propuesta de Reglamento de un nuevo Cohesion´s Action for Refugees in Europe (CARE) que contribuirá a paliar el inmenso dramatismo de las personas desplazadas por la guerra contra Ucrania mediante todos los remanentes disponibles de los Fondos de Cohesión.
En el PE somos muy conscientes del inabarcable sufrimiento causado por la guerra de Putin en las fronteras de la UE. Trabajamos apretando el paso, sin perder un minuto, para reafirmar nuestro compromiso colectivo e institucional con la ayuda humanitaria, financiera, política y material que resulta impostergable, y hacerlo coordinadamente, apelando a la responsabilidad que recae sobre los hombros de la Comisión VDL para evitar los efectos indeseados de una over-reliance on volunteers & NGOs (esa encomiable oleada de voluntarios y ONGs que no puede ni debe ser abandonada a su suerte sin una adecuada gobernanza y supervisión por parte de las autoridades europeas).
Y, en el horizonte, la llama de la esperanza viva de la reconstrucción de una Ucrania democrática, pluralista, respetuosa del Derecho internacional y humanitaria. Pero, mientras llega esa “oportunidad a la paz” por la que —invocando a John Lennon, aquella canción titulada Give Peace a Chance! que sigue siendo su himno más global, recordado y coreado— clamaba apasionadamente António Guterres, secretario General de la ONU, nada hay ahora más urgente que proteger con todas nuestras fuerzas y medios a quienes huyen de esa guerra injusta en la que, abruptamente, Europa entera ha sido arrastrada hacia los capítulos más dolorosos y oscuros de su peripecia histórica.
Publicado en Huffington Post