El primer Pleno de Parlamento Europeo (PE) celebrado en Estrasburgo de este 2022, semana de 17 de enero, ha arrancado conmocionado por una sobrecarga de intensa emotividad.
En ocasión tan especial, el motivo para ello no podía ser más poderoso y elocuente. El Plenario en peso ha rendido un homenaje singularmente sentido y vívido a David Sassoli (1956-2022), fallecido hace apenas una semana, único presidente del PE fallecido — inesperadamente— en el ejercicio del cargo.
Las intervenciones, incluidas las de la ahora nueva presidenta del PE, la conservadora maltesa (hasta hace días vicepresidenta) Roberta Metsola, del presidente francés Emmanuel Macron (Presidencia rotatoria francesa de la UE), de Charles Michel (presidente del Consejo), de Enrico Letta (presidente del PD italiano) y de Iratxe García (presidenta del Grupo S&D en la Eurocámara), no solo rindieron un cálido tributo coral a la persona y trayectoria de nuestro David Sassoli; compartieron, además, un largo abrazo solidario con su familia presente en el acto y, de consuno, un ejercicio de rara unanimidad en la elegía de un
líder y de un compañero socialdemócrata italiano al que echaremos de menos.
Personalmente, aterricé con David en el PE en nuestra primera elección en 2009; como cabezas de lista y jefes de Delegación en el Grupo Socialista S&D (él por Italia, yo por España) compartimos durante años escaños contiguos, tareas, análisis, frentes de batalla, confidencias, momentos de humor y amistad. Sus cualidades humanas y comunicativas (venía de ejercer profesionalmente como locutor de TV) le hicieron accesible y relevante en muchas situaciones cruciales de las que se plantearon durante la Gran Recesión y la oposición socialista a la austeridad recesiva impuesta por la hegemonía conservadora en la UE liderada por entonces por la derecha alemana.
El acto del lunes 17 de enero resultó ser una expresión de condolencia polifónica y multicolor... Fue así desde luego no en la glosa del europeísta convencido, colega parlamentario, referente en la defensa de la dignidad del PE ante la pandemia covid que ha impuesto desde 2020 un corolario penosísimo a un tiempo político difícil, caracterizado por una sucesión tremenda de episodios de crisis carentes de precedentes en su profundidad e impacto, sino en la evocación de una Europa mejor de la que hemos conocido en el curso de
estos años y que continúa siendo, pese a todo, tan necesaria como posible y, a juicio de muchos, verdaderamente impostergable.
Esa Europa de la paz tras la devastación de las dos Guerras Mundiales, esa UE de los valores, de la cohesión y la solidaridad, animada por un impulso integrador y un horizonte federal, en combate contra las injusticias derivadas de la desigualdad y contra todas las variantes de repliegue nacionalista que tanto mal y daño han hecho en la historia contemporánea del continente, es la Europa por la que David se dejó literalmente la piel en su trabajo en el PE y en la que, en los testimonios que escuchamos antes del bello colofón de la Sinfonía nº 9 de Beethoven, himno de la alegría... y de l@s europe@s, que saludamos en pie.
Y viene este homenaje particularmente a cuento dada la coincidencia de la muerte abrupta de Sassoli con el cumplimiento del término temporal que en la jerga europea se conoce como MidTerm —medio mandato en la legislatura fijada en 5 años—, en el que todas las posiciones institucionales del PE vuelven a entrar en la batidora de la negociación entre los distintos grupos que componen la Eurocámara.
Para comprender esta secuencia es necesario descansar en la premisa del PE como una institución única en su género, como explico en mi último libro (El Parlamento Europeo: una experiencia única, WoltersKluwer, 2020). El PE se distingue, en efecto, por ser la única institución directamente electiva, la única legitimada por el voto, por el sufragio universal de 450 millones de ciudadan@s europe@s en sus 27 Estados miembros (EEMM).
Así, elegido por sufragio universal por 450 millones de europeos/as, el PE es la única institución directamente legitimada por el sufragio universal de la arquitectura de la UE y por identidad de razón actúa de motor democrático de legitimación de su Decision Making Process. El PE no padece, pues, ningún déficit de legitimación ni déficit de competencias: es autoridad presupuestaria de la UE, decide cuentas y recursos financieros; es legislador europeo sobre materias que fueron de los Estados miembros (EEMM) durante largos siglos (Derechos fundamentales; Derecho penal y procesal; migraciones y asilo; fronteras y visas, entre otras); el PE legitima y controla a la Comisión Europea invistiendo a su presidencia y al conjunto del Colegio; examina con su voto determinante a cada uno de sus miembros antes de acceder al cargo y puede obligarla a dimitir en peso mediante su censura. Pese a su transparencia y tecnologías de acceso persiste, no obstante, su déficit de visibilidad y comunicación con la ciudadanía a la que representa, sin medios comprometidos con la conformación de una opinión pública europea.
Pero es un hecho inescapable que el PE es un foro o ágora que —no solo por su enormidad o escala, sino por su naturaleza misma, carente en su composición y en su funcionamiento de mayorías y minorías estructuradas y estables durante la legislatura (imponiéndose la regla de su geometría variable y del compromiso continuo como cultura política)— es, sí, un órgano plural, recorrido y vertebrado por el pluralismo político, lingüístico y cultural de la ciudadanía europea a la que representa, pero también un Parlamento singularmente refractario al cainismo confrontacional que demasiado a menudo hace del todo irrespirable la atmósfera de los Parlamentos nacionales de los EEMM de la UE.
Esa dinámica única —que exige una disposición permanentemente abierta a la negociación y entendimiento con el otro en búsqueda de acuerdos viables mediante transacciones mutuas— es la que en última instancia explica la elección de Roberta Metsola (PPE, maltesa) como nueva Presidenta del PE para esta segunda mitad de la Legislatura 2019/2024. Y la renovación de la Mesa (Bureau de Vicepresidencias, en número de 14), directorio funcional que organiza el calendario y orden del día junto a la Conferencia de Presidentes que funge de Junta de Portavoces integrada por l@s líderes de los grupos de la Cámara.
En los que han resultado ser los últimos días de su vida, David era bien consciente de que se aproximaba al final del cumplimiento de su medio mandato. Por eso resulta tanto más admirable su dedicación y entereza hasta su último minuto: así, a fines de diciembre intervino ante el Grupo S&D con su elocuencia y apasionamiento de siempre.
Su familia, presente en el acto, pudo sentir muy cercano el aliento compartido del Pleno del PE abarrotado y henchido de afecto por David. Aleccionador, y emocionante. El PE es, ciertamente, una institución única, que de vez en cuando nos depara momentos tan memorables como reparadores, en una —a veces inesperada, otras veces imperiosa— reconciliación con lo mejor de la política, egregiamente concebida, dignamente ejercida.
Publicado en Huffington Post