Septiembre: el Estado de la UE y la contienda española

  • Tribuna de Prensa
  • 15 de Septiembre de 2023
Septiembre: el Estado de la UE y la contienda española

Como siempre en septiembre, primer Pleno del Parlamento Europeo (PE) en Estrasburgo tras la pausa de agosto, plato fuerte en el Orden del Día: Debate sobre el Estado de la UE (SOTEU, en la jerga, por sus siglas en inglés) con la Presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen. Otros asuntos y votos, claro, pero este, principal, nos apremia a aprovechar los últimos meses de la Legislatura 2019/2024 que conducen a las elecciones europeas del próximo mes de junio.

Varias veces me he ocupado con anterioridad, en esta Tribuna Europea, de las expectativas condensadas en la Presidencia española del Consejo de la UE (segunda mitad 2023) tanto por cernirse sobre el último semestre enteramente útil de este mandato del PE y de la Comisión VDL, como por el papel que corresponde al Gobierno (Presidente y ministros/as) en la conducción, desde el timón del Consejo, de los procedimientos legislativos en su fase definitiva previa a su entrada en vigor (acuerdo con el PE, en los llamados trílogos).

El ambicioso paquete de Inteligencia Artificial, el Green Deal contra el calentamiento global y el Migration & Asylum Pact son solo algunos ejemplos -ilustrativos- de las leyes europeas que penden del impulso que la Presidencia española puede imprimir en el tiempo que nos resta.

Es patente, sin embargo, que sobre el aprovechamiento de esta oportunidad gravita una condición: la resolución positiva de un voto de investidura del Presidente del Gobierno tras las elecciones anticipadas del 23J, arranque de una acción de Gobierno que pase del “Ejecutivo en funciones” a otro plenamente revestido de la legitimidad que le confiere la confianza del Congreso de los Diputados (art. 99CE).

Es verdad que la historia reciente de la UE ha conocido Presidencias rotatorias en funciones y/o salpicadas de procesos electorales (las últimas de Bélgica y Francia, entre otras) pero también que la política doméstica española se ha erigido, como no hubiéramos previsto en el momento de la adhesión (años 80, s.XX) en una de las más polarizadas y confrontadas de la UE.

Lo evidencian las comparecencias (Hearings) que ya van sustanciando los miembros del Gobierno de España ante las correspondientes Comisiones del PE, a efectos de la ritual explicación y debate de sus prioridades distintivas. En las sesiones que hasta el momento han tenido lugar, han proliferado las distorsiones impuestas por la oposición de las derechas españolas (PP, Vox y Cs, cada uno incardinado en su Grupo en el PE) con manifiesto desprecio al objeto de las iniciativas europeas de que en cada caso se tratase, arrastrando su estrategia de ataque incondicionado y sin freno contra la imagen de España en su obsesión por un debate circular sobre las vicisitudes y controversias de nuestra agenda interna.

No son pocas las ocasiones en que, con creciente acritud, la respectiva Presidencia de la Comisión del PE hubo de intervenir para cercenar los abusos perpetrados por los oradores de las derechas sobre sus tiempos de intervención para dinamitar, en español, el sentido útil de la sesión. Ignorando o pisoteando la agenda europea cuya explicación justifica la presencia en el PE de la Presidencia semestral, se impuso el esperpento de hablarle del “giro en el Sahara” a la ministra de Educación, de los “indultos y amnistías” al ministro de Cultura y de “excarcelaciones de violadores” al ministro de Universidades; con redoble adicional de agresividad y ruido contra la ministra de Trabajo a propósito de su encuentro previo, como líder de Sumar, con eurodiputados prófugos de la Justicia.

El grado de encarnizamiento que han alcanzado en la UE las derechas españolas contra el Gobierno progresista que ha liderado Pedro Sánchez durante los últimos años no solo rompe, por un lado, la convención de buenas prácticas que delineó durante décadas la confrontación interna de la atención compartida a grandes líneas de país en las Instituciones europeas, sino que anuncia un empeoramiento de su encallamiento ante la inminente frustración de la (no) investidura del candidato Feijóo, y la apertura subsiguiente de un turno negociador para el candidato Sánchez, con un horizonte fundado de hacerla posible sumando más votos favorables que en contra.

Las dificultades del empeño están a la vista de cualquiera. No conozco un/a socialista que no sea consciente de las incertidumbres y obstáculos que será preciso despejar y sortear para abrir cauce a un mandato de Gobierno que dé continuidad a los avances económico-sociales y en derechos y conjure el riesgo cierto de su involución. A nadie se le escapa que esa agenda no puede, sin más, incorporar el programa máximo de ninguno de los actores que sean parte de esa conversación, ni la grandilocuencia de imponer sus “exigencias” en su negociación. Pero somos muchos más, conforme a los resultados de las elecciones del 23J, los que creemos firmemente en la oportunidad del empeño de trabar un programa cargado de razones, españolas y europeas, en línea con el alivio que ha supuesto en la UE que en España no se haya cernido el telón de unas derechas entregadas con armas y bagajes al guion que se le impone desde la extrema derecha.

Publicado en Huffington Post.

 
 
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